Una disculpa, una historia

Día 16

Perdón por mi desaparición en los últimos 15 días. Dos explicaciones que no os tienen porque valer pero es lo que me ha sucedido.

La primera y principal se me había olvidado que España se para si hay fútbol y especialmente si juega la selección. Llevo peleando con el Plus por los programas todo y más, afortunadamente voy ganando. Hacía tiempo que no vivía en mis carnes el poder de nuestro querido fútbol.

La segunda, la visita de amigos, me han monopolizado. Es la suerte de vivir en una ciudad en donde los amigos llegan a pasar sus días de vacaciones, especialmente si la casa les sale gratis. Aquí no voy a entrar a comentar que me matan.

Ayer 4 de Julio me acorde de Karlos Arguiñano. La razón es que me toco cocinar para mis amigos gringos y latinos celebrando el día de independencia de este país. No se si conocéis la afición tremenda de Karlos por el mundo del motor. Varios años nos visitó en el Rally de la Argentina. Arguiñano es muy popular también en Argentina, su programa de cocina arrasaba.

Ir con él a los tramos era tremendo, me sentía acompañando a una estrella de hollywood, me reí mucho con él y con todo su grupo de ayudantes, muy buena gente, espectaculares cocineros.

Vivíamos en el hotel Portal del Lago, cuartel general por 10 años del Plus y en donde disfrutamos y nos pasaron cosas increíbles, creo que incluso hay alguna que se puede contar.

Karlos tiene un solo problema todo el mundo quiere que cocine. Así que decidimos insinuar lo de la cocina por si se animaba y funcionó. El segundo día de carrera le dijimos que la cena la tenia que preparar él, que no podía ser que todos estábamos trabajando y él de vacaciones. Sainz y Moya ayudaron y Arguiñano termino en la cocina del Portal de Lago.

Creo que no he visto nada igual, el menú sencillito, que si unas tortillas, que una carnecita, se metió entre sartenes junto a sus ayudantes y se armó. El equipo de cocina del hotel paro todo lo que estaba haciendo (la cena de los clientes) para ver a los Arguiñano boys en acción, que si unas patatas que si unos huevos, aun recuerdo el sabor de todo lo que comí.

Lo más divertido fue que la gente que esperaba en el restaurante del hotel se amotinaron, querían los platos que Karlos saco para todos nosotros. Muchas explicaciones dieron los camareros mientras un grupo de unos 20 afortunados disfrutamos de las excelencias de la cena que preparo nuestro amigo.

Ni que decir tiene que al día siguiente terminada la carrera se la montamos de nuevo pero Arguiñano salió huyendo hacia Buenos Aires así que nos quedamos descompuestos y sin cocinero.

Creo que al año siguiente coincidí con él en España, venia de Jerez de subirse en la moto GP biplaza especial para VIPs, paso más miedo que vergüenza.

Al final la cena de Argentina sigue siendo comentada por muchos de nosotros cuando recordamos batallitas de las carreras. Mañana más, feliz día.