Ricardo, Jorge Arce, Chema Gonzalez, Manolo Madrid.Día 10
Soy feliz de ver como mis amigos y compañeros de aventura se van sumando a esta historia. Manolo es uno de ellos, juntos hemos pasado casi de todo, le recuerdo en un susto monumental en Suecia en donde varios coches terminaron paseando por un bonito prado helado después de un intento fallido de adelantamiento a un camión, el suyo era uno de ellos. Afortunadamente también hemos pasado grandiosos momentos, y comer en SEAT era un ritual, era el instante del día en donde compartíamos lo que nos había sucedido a cada uno durante la jornada. Es verdad Pepito fue como una madre para todos.
COMO NUESTRA MADRE
Los casi diez años que tuve la ocasión de seguir el Mundial de Rallies, me permitieron además de vivir experiencias únicas e irrepetibles y estar en sitios a los que muy dificilmente se puede ir, ya que por lo general están fuera de las rutas turísticas, conocer a una serie de personas con una gran calidad humana, con las que hoy por hoy y tras estar ya varios años fuera de este campeonato, sigo manteniendo una magnífica relación. Uno de los personajes más entrañables con el que tuve la ocasión de coincidir fue con “Pepito” Adell, alguien a quién ya conocía de años atrás ya que es una persona ligada al automovilismo desde hace muchísimos años.
Pepito llegó al Mundial para trabajar como cocinero del equipo Seat y fue como una bendición para todos los que estábamos todo el día “en el monte” viendo a los coches en acción a pie de cuneta haciendo fotos. Llegásemos a la hora que llegásemos al parque de asistencia siempre nos esperaba con los brazos abiertos para ofrecernos algo de comer, además de regañarnos por no haber llegado antes. Recuerdo como en un Portugal se enfadó con nosotros porque lo que nos podía dar de comer a la hora que pudimos llegar, a última hora de la tarde, ya no estaba tan bien como lo estaba cuando él lo acabó de cocinar. A mi personalmente después de estar todo el día montaña arriba, montaña abajo y sin comer nada me pareció un manjar exquisito.
También en otra ocasión, creo recordar que en Sanremo, nos cayó otra buena regañina cuando llegamos totalmente empapados, había sido un día de lluvia sin parar, y ya solo podía ofrecernos algo de embutidos, por supuesto todo producto nacional. Si porque Pepito viajaba siempre con ingredientes de casa, siempre ha confesado que prefiere no arriesgar y que le gusta ir sobre seguro. Esto le permitió regalarnos en algunas ocasiones con una paellas increíbles. No puedo olvidar y se me “saltan las lágrimas” cada ver que lo recuerdo una paella que nos hizo en un Rally Safari, en la asistencia de Ecuator Park, en mitad de la nada. Allí Pepito se sacó de la chistera un paellón al que no pudo resistirse nadie y hasta el propio David Richard, desde la otra punta del parque de asistencia, donde estaba Subaru, acudió veloz a Seat a “mendigar” un plato de aquella maravilla.
Pepito con una enorme bondad se labró una magnífica reputación entre todos los integrantes del Mundial de Rallies y fue para todos como nuestra madre. Manolo Madrid
Los casi diez años que tuve la ocasión de seguir el Mundial de Rallies, me permitieron además de vivir experiencias únicas e irrepetibles y estar en sitios a los que muy dificilmente se puede ir, ya que por lo general están fuera de las rutas turísticas, conocer a una serie de personas con una gran calidad humana, con las que hoy por hoy y tras estar ya varios años fuera de este campeonato, sigo manteniendo una magnífica relación. Uno de los personajes más entrañables con el que tuve la ocasión de coincidir fue con “Pepito” Adell, alguien a quién ya conocía de años atrás ya que es una persona ligada al automovilismo desde hace muchísimos años.
Pepito llegó al Mundial para trabajar como cocinero del equipo Seat y fue como una bendición para todos los que estábamos todo el día “en el monte” viendo a los coches en acción a pie de cuneta haciendo fotos. Llegásemos a la hora que llegásemos al parque de asistencia siempre nos esperaba con los brazos abiertos para ofrecernos algo de comer, además de regañarnos por no haber llegado antes. Recuerdo como en un Portugal se enfadó con nosotros porque lo que nos podía dar de comer a la hora que pudimos llegar, a última hora de la tarde, ya no estaba tan bien como lo estaba cuando él lo acabó de cocinar. A mi personalmente después de estar todo el día montaña arriba, montaña abajo y sin comer nada me pareció un manjar exquisito.
También en otra ocasión, creo recordar que en Sanremo, nos cayó otra buena regañina cuando llegamos totalmente empapados, había sido un día de lluvia sin parar, y ya solo podía ofrecernos algo de embutidos, por supuesto todo producto nacional. Si porque Pepito viajaba siempre con ingredientes de casa, siempre ha confesado que prefiere no arriesgar y que le gusta ir sobre seguro. Esto le permitió regalarnos en algunas ocasiones con una paellas increíbles. No puedo olvidar y se me “saltan las lágrimas” cada ver que lo recuerdo una paella que nos hizo en un Rally Safari, en la asistencia de Ecuator Park, en mitad de la nada. Allí Pepito se sacó de la chistera un paellón al que no pudo resistirse nadie y hasta el propio David Richard, desde la otra punta del parque de asistencia, donde estaba Subaru, acudió veloz a Seat a “mendigar” un plato de aquella maravilla.
Pepito con una enorme bondad se labró una magnífica reputación entre todos los integrantes del Mundial de Rallies y fue para todos como nuestra madre. Manolo Madrid
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