Dia 31
Esta historia ayuda a entender y mucho lo que cuento en otra parte del blog de como los que no tiene ni idea de esto se pasan el día hablando de la buena y mala suerte de Sainz. Estamos en 1989 y que curioso que ya pasaba de todo.
En el RAC de 1989 Carlos Sainz y Luis Moya se quedaron sin una victoria que ya era suya a dos tramos del final, cuando se les rompía la transmisión de su Toyota. Fue una gran pena, porque habría sido su primer triunfo, y en un rally muy complicado, ya que en aquella época era secreto.
Y allí estábamos, en la recepción de un hotel de Nottingham, Carlos, Luis, Juanjo Lacalle, Manolo Ortiz Tallo, Javier Bueno y yo, más tristes que en un funeral, pensando en ir a cenar. Pero en ese momento apareció Juha Kankkunen, tambaleándose, agarró a Carlos y le dijo que teníamos que cenar juntos. Dicho y hecho. Nos fuimos a un restaurante mejicano en el que Juha y Luis nos lo hicieron pasar en grande, metiéndose globos en el pecho para simular tetas y metiendo mano a toda camarera que se les acercaba.
Kankkunen nos contó muchas cosas interesantes de su vida, como que una vez iba con un tractor sobre un lago helado, para prepararse un tramo, y se rompió el hielo y se hundió con tractor y todo. Consiguió salir gracias a que rompió el hielo con su cabeza, pero estuvo inconsciente una semana. También nos contó que en el jardín de su casa siempre tenía escondida una botella de vodka. Cuando venía de estar con alguna chica, se pegaba un buen trago, y así su mujer pensaba que venía de empinar el codo (espero que no lo lea).
Después nos fuimos a una discoteca en la que nos dieron garrafa. ¡Manda huevos, al lado de Escocia! Al día siguiente, ya en Madrid, fui a Pachá y allí me encontré de nuevo con Kankkunen, que había cambiado sus planes, y en vez de volver a casa se había venido a Madrid. De hecho, estuvo en el último Rally de Tierra del Campeonato de España, que acababa en el Jarama, y junto con Carlos hicieron unos “donuts” al volante del Lancia de Salvador Serviá, que hicieron vibrar a los espectadores.
Y allí estábamos, en la recepción de un hotel de Nottingham, Carlos, Luis, Juanjo Lacalle, Manolo Ortiz Tallo, Javier Bueno y yo, más tristes que en un funeral, pensando en ir a cenar. Pero en ese momento apareció Juha Kankkunen, tambaleándose, agarró a Carlos y le dijo que teníamos que cenar juntos. Dicho y hecho. Nos fuimos a un restaurante mejicano en el que Juha y Luis nos lo hicieron pasar en grande, metiéndose globos en el pecho para simular tetas y metiendo mano a toda camarera que se les acercaba.
Kankkunen nos contó muchas cosas interesantes de su vida, como que una vez iba con un tractor sobre un lago helado, para prepararse un tramo, y se rompió el hielo y se hundió con tractor y todo. Consiguió salir gracias a que rompió el hielo con su cabeza, pero estuvo inconsciente una semana. También nos contó que en el jardín de su casa siempre tenía escondida una botella de vodka. Cuando venía de estar con alguna chica, se pegaba un buen trago, y así su mujer pensaba que venía de empinar el codo (espero que no lo lea).
Después nos fuimos a una discoteca en la que nos dieron garrafa. ¡Manda huevos, al lado de Escocia! Al día siguiente, ya en Madrid, fui a Pachá y allí me encontré de nuevo con Kankkunen, que había cambiado sus planes, y en vez de volver a casa se había venido a Madrid. De hecho, estuvo en el último Rally de Tierra del Campeonato de España, que acababa en el Jarama, y junto con Carlos hicieron unos “donuts” al volante del Lancia de Salvador Serviá, que hicieron vibrar a los espectadores.
Pipo
2 comments:
oye que jovencitos estos mejicanos. Una pregunta quien es mas viejo kankkunen o su bigote? ahora en serio ponseti has venido alguna vez a ver alguna prueba en canarias.
Que buen ambiente se respiraba en los rallys eh. Y menudo golfillo estaba hecho kankunen jajaj
Post a Comment