Dia 23
Pipo Lopez me ha enviado este articulo. Gracias amigo.
Al regreso del Rally de Cataluña me han quedado sentimientos contrapuestos. Por un lado, la alegría de que un español, Dani Sordo, haya quedado segundo, pero, por otro, la tristeza de que ni siquiera haya podido plantar cara por la victoria al ganador de Sebastien Loeb. También ha sido motivo de alegría ver desde el helicóptero la gran cantidad de público que se agolpaba en las cunetas. Dicen que más de medio millón de personas han seguido el rally. Y eso que a nivel mediático Sordo todavía no tiene el tirón de otros deportistas. Falta esa victoria que le sirva de trampolín a los grandes titulares. Pero aún así, las carreteras tarraconenses e ilerdenses estaban llenas. Y eso que el panorama deportivo no era muy alentador. Faltan marcas y faltan pilotos de primer nivel.
La competición fue bastante aburrida. En la primera etapa Loeb ganó todos los tramos y Sordo fue segundo en casi todos. En realidad, en las tres primeras especiales ya habían dejado descolgados a los Ford que, a su vez, habían dejado descolgados al resto. Luego, en la segunda y tercera etapa, lo de siempre. Los unos y los otros se vigilan gracias a los tiempos intermedios que les mandan a los coches, y se acabó la pelea…si es que la hubo en algún momento. Creo que sería interesante prohibir el envío de tiempos intermedios a los coches. Se evitaría además que se impartieran órdenes de equipo, como las que dieron en Ford a François Duval, que tuvo que dejar pasar a Mikko Hirvonen en la etapa final. Malcolm Wilson me dijo que “no creo que sirva para nada a final de año, pero prefiero hacerlo antes que arrepentirme de perder el título por culpa de ese punto dentro de un par de meses. Lo siento por François, pero ya le hemos dado una gran oportunidad corriendo éstos últimos rallys del año”. Lo más divertido fue la lucha por el quinto puesto entre Petter Solberg y Urmo Aava (que rompió un triángulo de suspensión cuando acababa de adelantar al noruego), y entre Jari Matti Latvala y Chris Atkinson por el sexto, que se decidió a favor del finlandés.
Malcolm, al igual que otros muchos, me preguntaron por Carlos Sainz, que esta vez no pudo venir. Le coincidía con una prueba de las WSK de karting, el campeonato más importante de la especialidad, en el circuito de Zuera, en Zaragoza, donde competía su hijo Carletes. Pero no paró de interesarse por lo que pasaba en Salou. El que sí vino el viernes fue Luis Moya, aunque tuvo que partir rápido para reunirse con nuestro amigo Ponseti en la Superleague Fórmula.
En resumen, me quedo con el espectacular ambiente del rally. Además del público de las cunetas, el parque de asistencia de Port Aventura volvió a resultar espectacular, el mejor del campeonato. Nada que ver con los tristes panoramas que hay en otras pruebas. Para rematarlo, Red Bull trajo un hospitality de dos pisos, el que usan en el Mundial de MotoGP, que, aunque no llega al nivel de los de la fórmula 1, es la primera vez que se ve algo así en nuestro deporte. El RACC volvió a bordar la organización, y si no les dan el premio el mejor rally del año será por motivos políticos, porque en realidad lo es…y no lo digo por español, sino porque es así.
La competición fue bastante aburrida. En la primera etapa Loeb ganó todos los tramos y Sordo fue segundo en casi todos. En realidad, en las tres primeras especiales ya habían dejado descolgados a los Ford que, a su vez, habían dejado descolgados al resto. Luego, en la segunda y tercera etapa, lo de siempre. Los unos y los otros se vigilan gracias a los tiempos intermedios que les mandan a los coches, y se acabó la pelea…si es que la hubo en algún momento. Creo que sería interesante prohibir el envío de tiempos intermedios a los coches. Se evitaría además que se impartieran órdenes de equipo, como las que dieron en Ford a François Duval, que tuvo que dejar pasar a Mikko Hirvonen en la etapa final. Malcolm Wilson me dijo que “no creo que sirva para nada a final de año, pero prefiero hacerlo antes que arrepentirme de perder el título por culpa de ese punto dentro de un par de meses. Lo siento por François, pero ya le hemos dado una gran oportunidad corriendo éstos últimos rallys del año”. Lo más divertido fue la lucha por el quinto puesto entre Petter Solberg y Urmo Aava (que rompió un triángulo de suspensión cuando acababa de adelantar al noruego), y entre Jari Matti Latvala y Chris Atkinson por el sexto, que se decidió a favor del finlandés.
Malcolm, al igual que otros muchos, me preguntaron por Carlos Sainz, que esta vez no pudo venir. Le coincidía con una prueba de las WSK de karting, el campeonato más importante de la especialidad, en el circuito de Zuera, en Zaragoza, donde competía su hijo Carletes. Pero no paró de interesarse por lo que pasaba en Salou. El que sí vino el viernes fue Luis Moya, aunque tuvo que partir rápido para reunirse con nuestro amigo Ponseti en la Superleague Fórmula.
En resumen, me quedo con el espectacular ambiente del rally. Además del público de las cunetas, el parque de asistencia de Port Aventura volvió a resultar espectacular, el mejor del campeonato. Nada que ver con los tristes panoramas que hay en otras pruebas. Para rematarlo, Red Bull trajo un hospitality de dos pisos, el que usan en el Mundial de MotoGP, que, aunque no llega al nivel de los de la fórmula 1, es la primera vez que se ve algo así en nuestro deporte. El RACC volvió a bordar la organización, y si no les dan el premio el mejor rally del año será por motivos políticos, porque en realidad lo es…y no lo digo por español, sino porque es así.
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